lunes, 28 de noviembre de 2011

UN AÑO MÁS
NO TE OLVIDAMOS

Se cumplen ya cuatro docenas de meses que no baja desde su reino que comienza en los pies de la cordillera. La pena de entonces sigue siendo la misma, porque estamos ciertos que no la volveremos a ver.
Un 29 de Noviembre, cansada seguramente de los largos viajes, de las tediosas esperas, de las incomprensiones, de los silencios, de las amistades que no eran, de los desgarros del corazón que no se curaron con el tiempo, de lo negro que se resistía a ser blanco por mas que ella lo exigiera con toda la fe del mundo, en fin cansada de todo eso y más, en alguna hora del amanecer de ese 29 de Noviembre, conversó por última vez con sus perros y les dijo que se iba, que no la lloraran por que se convertiría en pájaro.
Estos, como siempre que les conversaba, movieron la cola, saltaron desde la cama al piso, desde el piso a la cama y la miraron, reclamando esa mano que no dejaba de prodigarles cariño.

Es por eso y no otra cosa, que desde entonces los perros ladran a los pajaritos, especialmente cuando comienza a nacer la primavera, y estas avecitas van y vienen desde el manzano al fondo de la casa que nació junto con ella.
 
Se habrá imaginado que hasta ahora la extrañaríamos y que su partida silenciaría para siempre el piano?. Bueno, esto no es tan así, pero hasta ahora nadie ha podido tocarlo tan bien como ella.
Se habrá dado un tiempo para pensar que los pequeños que asistían a sus clases la extrañarían, tanto o mas que aquellos que incluso alcanzaron a presentar sus avances en ese acto de homenaje al primero de mayo?.

Volveremos a ver dedos y deditos jugando a conocer las negras y las blancas?
 
Nosotros, que estamos algo mas viejos que cuando emprendió el viaje,  aún añoramos la moto, que en la entrada del edificio nos decía que nuevamente había sido la primera en llegar.
Se abría la puerta del ascensor en el quinto piso y ahí estaba, enfrente, con la espalda al muro, leyendo ese libro interminable y 2 tabletas de obleas con chocolate, dispuesta al desayuno y la conversación.
El gran sillón en el que dormitaba entre clase y clase cambió de lugar, pero sigue estando aquí, en esta que fue su casa.

El piano, imponente en su porte, color y brillo  se mantiene en nuestra oficinas, mismo lugar donde están sus instrumentos, la taza de café y los dulces de leche que hacían la delicia de profesora y alumnos.

Ya ven, han pasado cuatro años desde que la despedimos en un día de sol esplendoroso, y sigue presente junto a todos nuestros queridos viejos, en este hogar de los trabajadores, el espacio en que buscamos romper con el dominio de los poderosos, el lugar donde los trabajadores son dueños de su destino y van construyendo con otros, ese lugar maravilloso, esa sociedad justa y digna que un día nos acogerá a todos.

De seguro ahí te encontraremos, Elisa María.


CGT CHILE

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