PULSO SINDICAL Nº 181 DEL 11 AL 17 DE FEBRERO DE 2013
El 12 de Febrero de 1953, luego de un largo proceso de
unidad y de recuperación de las confianzas, se dio comienzo al Congreso
Constituyente de la Central
Única de Trabajadores de Chile, CUT. Las organizaciones sindicales que
acordaron su fusión para constituirse en Central Única de Trabajadores fueron:
las dos facciones de la
Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), el Movimiento
Unitario Nacional de Trabajadores (MUNT, 1950 anarcosindicalista) cuyo
principal dirigente fuera Ernesto Miranda Rivas, Comité Relacionador de Unidad
Sindical (CRUS, 1950) la
Junta Nacional de Empleados de Chile (JUNECH, 1948),
Movimiento de Unidad Sindical (MUS, 1952), todas integrantes de la Comisión Nacional
de Unidad Sindical (CNUS) creado en mayo de 1952.
El primer presidente de la CUT fue el dirigente de los trabajadores fiscales
Clotario Blest Riffo, quien presidía la
ANEF desde su fundación, en 1943 y a la que representó ante la Junta Nacional de
Empleados de Chile (JUNECH). Es desde esta organización que inició su trabajo
de unidad junto a otros dirigentes, trabajos que concluyeron cuando entre el 12
y el 15 de febrero de 1953 se constituye la CUT.
Una de las primeras decisiones para evitar la división fue
que la CUT nunca
se afilió a ninguna de las tres centrales sindicales internacionales (CIOSL,
FSM y CISC, posterior CMT).
La organización declara que su acción se ejercerá
conservando su plena independencia de los partidos políticos, para garantizar
la cohesión orgánica pero que su lucha la efectuará dentro de los principios y
métodos de la "lucha de clases". El objetivo de la agrupación es la
organización de los trabajadores urbanos y rurales sin distinción de credo,
nacionalidades, color, sexo o edad”.
Es por esto y mucho mas, que la organización que hoy ocupa
la misma sigla que ostentó la
Central Única de Trabajadores, es claramente una usurpadora y
no una continuadora como gustan de llamarla aún algunos por ahí. La clara
injerencia partidaria, los oscuros acuerdos entre grupos de poder y la evidente
corrupción de algunos de sus cuadros dirigentes, es una señal evidente de la
profunda crisis por la que atraviesa el movimiento sindical, crisis que a hecho
posible la imposición de leyes y normas en el trabajo absolutamente contrarias
a los postulados que reivindicara la
Central Única.
Las 3 centrales existentes en Chile en la actualidad,
adscriben a una de las 2 internacionales de trabajadores, no basan su gestión
en la independencia económica si no por el contrario viven y gestionan a través
de proyectos de todo tipo y no eligen a sus directorios por elección
universal.
Afortunadamente no son las únicas organizaciones sindicales
existentes.
En esta fecha, al cumplirse 60 años desde la fundación de la Central Única, reiteramos
el llamado a avanzar hacía la unidad de movimiento sindical, pero avanzar desde
la creación de un nuevo orden sindical, basado en el autofinanciamiento, la
elección periódica por voto universal de los dirigentes y la ratificación de
que los trabajadores son parte de una clase que debe organizarse para
confrontar a su contraparte.
Hemos repetido hasta la saciedad, a riesgo de ser majaderos
y cansar a mas de alguien, lo importante que es la organización sindical. No
solo como respuesta colectiva de los trabajadores a la prepotencia patronal,
sino también como instrumento de defensa de los beneficios que se van
consiguiendo.
Es por lo mismo que los ejemplos positivos, por muy
pequeños que puedan parecer deben ser difundidos.
Recientemente culminó la negociación colectiva del Sindicato
de la empresa ALUSUD con la mantención y
mejora de importantes beneficios como la asignaciones por locomoción y
colación, así como la gratificación garantizada del 25% del sueldo mensual y un
reajuste sobre IPC del 6% y 7%, junto al reajuste semestral de IPC, todo en un
colectivo de 2 años.
La clave para llegar a este cierre de negociación estuvo en
la integración de los trabajadores, integración que pasó por un interesante
proceso que es bueno conocer.
Los trabajadores por años disfrutaron de un paseo anual que
la empresa arbitrariamente cambio por la entrega de un bono equivalente aun %
del sueldo. Los organizados concluyeron que podrían comenzar a perderse otros
beneficios similares por la misma vía y que era necesario hacer algo. Se
aproximaba una nueva negociación y el sindicato apenas contaba con 17 socios,
los demás operarios aportaban el 75% de la cuota sindical por extensión de
beneficios y no tenían interés en ser parte de la organización.
En una asamblea se concluyó que con los pocos socios del
sindicato poco o nada se podría hacer en la negociación venidera. Se resolvió
que los mismos socios conversaran con sus compañeros en el lugar de trabajo,
explicándoles lo importante que era ingresar al sindicato. Si no se reforzaba
la organización el día menos pensado perdería otros beneficios (ayuda escolar,
tarjeta mercadería para fin de año, entre ellos).
La campaña de
captación de socios tuvo el éxito esperado y el sindicato llegó a la
presentación del nuevo proyecto con 37 miembros, mas de un 100% de crecimiento
que integraba a casi el 90% del total de los operarios en la empresa.
Los resultados fueron positivos, y aunque es un aguja en un
pajar, habida cuenta de la cantidad de empresas existentes, es una clara señal
de que si se puede recuperar la importancia de la organización sindical.
El ejemplo de los trabajadores de ALUSUD debe ser
difundido, primero entre quienes cada vez creen menos en la importancia de la
organización sindical, y después entre aquellos que no ven salida alguna ante
tanto abuso y prepotencia de la patronal.
Si los trabajadores del turismo tuvieran una estructura
poderosa que los representara, no se habría atrevido el gobierno a presentar un
proyecto de ley, aplaudido de pie por los patrones, que busca institucionalizar
los turnos cortados (trabajo efectivo de 8 horas interrumpido hasta por 5
horas, tiempo que el trabajador debe estar fuera de la empresa a la que presta
servicios).
Esta inhumana forma de esclavitud moderna hará que miles de
trabajadores deban salir muy temprano a sus trabajos y retornen a sus hogares muy
tarde en la noche, con la consabida perdida de comunicación con sus hijos y
cónyuges.
Si tuviésemos poderosas organizaciones este proyecto no
hubiera pasado, si hubiera parlamentarios representando al pueblo este proyecto
no hubiere pasado. Si hubiera un gobierno que de verdad se preocupe de los
derechos de los trabajadores, este proyecto no se hubiera presentado.
Quedan o no claras las tareas de la hora presente?
MANUEL
AHUMADA LILLO
Presidente
C.G.T. CHILE
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