PULSO
SINDICAL EXTRA Nº 15
Profusamente se ha informado, desde el 1 de diciembre de
2014, que la
Intendencia Metropolitana dio cuenta de la votación del
concurso de Cerros Isla, resultando ganador el Cerro Chena de San Bernardo.
Y como siempre sucede nos hemos llenado de comentarios
respecto de lo que será el cerro luego de esta importante inyección de
recursos, conociéndose por ejemplo la opinión de uno de los jurados,
experto en diseño urbano, don Pablo Alard, quien dijo que el proyecto pretende
"la preservación de ciertas zonas de alto valor ecológico y también
cultural. Hay unos pucarás históricos ahí, de pueblos pre-hispánicos.
Todo eso y mucho más es cierto y como san Bernardino lo
celebro.
Sin embargo hay una omisión que no puede pasar inadvertida y
aunque se dirá que con lo que expongo me resisto a dejar el pasado en paz,
puedo asegurar que si no se da cuenta a la ciudadanía de que el Cerro Chena
tiene un pasado oscuro que no se ha develado en su totalidad, cualquier
instalación no será todo lo justa que debe ser.
Hay que preservar lugares en los que cientos de compatriotas
sufrieron. Justamente para que, así como el pucará, se conozca lo que allí se
vivió independiente del paso del tiempo.
Por años han pasado maquinas y quitado la mayoría de los
vestigios de la tenebrosa casa blanca, visible desde cualquier lugar de la
pista de moto cross, lugar de esparcimiento cuando la población entera de San
Bernardo se volcaba a la celebración del "dieciocho chico", fiesta a
la que llegaban desde muchos otros lugares.
Soy uno de los que podría ayudar a reconstruir ese lugar, o
al menos elaborar la maqueta del mismo, porque está en mi mente, la de un
muchacho de 17 años que supo en 1973 de la detención arbitraria y la tortura.
Que conoció lugares del Cerro Chena que no pueden desaparecer.
Es el mínimo homenaje que se puede brindar a los 11
ferroviarios de la
Maestranza Central , a los campesinos de Paine que aparecieron
años después en Cuesta Chada.
Yo lo hago desde estas líneas, pues tuve el honor, el
orgullo de compartir con ellos en ese lugar de detención y hasta poco antes de
su muerte dolorosa.
Un memorial que recuerde estos hechos, no puede faltar en el
futuro parque que allí se construya.
EL CERRO CHENA
"El Cerro Chena, nuestro cerro para los san Bernardinos,
no siempre estuvo asociado al terror y la muerte.
A él íbamos
con Emilio, Pachicho, Rucio jorge, Chito y otros a buscar sapolio en sacos que
conseguíamos en la feria, sapolio que empaquetábamos para venderlo casa por casa.
Con
algunos años mas, cuando entraba la noche nos distribuíamos entre sus lomas
para aprender a hacer señales de morse, aperados de una vela y un tarro de
leche Nido o de Milo de ½ kilo.
Luego
de correr y jugar entre las piedras la tierra y la maleza, generaciones de
chiquillos y adolescentes enfriaron sus transpirados cuerpos en el tranque que
está a la entrada.
Desde
que García de la Huerta regaló el cerro a los militares ya
nunca fue el mismo. Al principio solo asustaba ver a algún soldado haciendo
guardia, era cosa de burlarlo y nos la empinábamos cerro arriba.
Después,
disparaban al aire asustando a los pájaros y alejando a los muchachos intrusos,
aquellos que querían recuperar el cerro para sus juegos.
Nuestra
comuna, nuestro San Bernardo era la muestra más viva de la convivencia entre
militares y civiles.
Contingentes
de importantes instalaciones del Ejercito y la
Fuerza Aérea, calificados obreros y técnicos de una de las maestranzas mas
grandes de América Latina y miles de trabajadores que viajaban día a día a
Santiago, compartían actividades deportivas y recreativas cada fin de semana.
Las
madres no hacían distingo entre sus hijos al participar en las labores
escolares. Los niños compartían los cursos y un patio común para sus
juegos.
En San
Bernardo teníamos nuestra propia parada militar el 18 de Septiembre, el tambor
mayor de la Escuela de Infantería encabezaba la parada al
día siguiente en el Parque O’Higgins.
Toda la
civilidad desfilaba, saludando las glorias del Ejército.
Las
razones de porque destruyeron todo esto los militares, se seguirán buscando por
mucho tiempo mas. Yo he intentado expresar mi visión sobre lo sucedido.
Nadie
sabe cuando cerraran tantas heridas que dejó el golpe militar.
Solo
puedo decir que aún el Cerro Chena sigue en llamas, y que estas no las
extinguen con bandos, ni resoluciones de comisiones de hombres buenos.
Se
necesita toda la verdad.
Aún
el viento que viene del sur recoge desde la tierra mil veces removida, los
gritos de auxilio de los que perdieron la vida en ese lugar y los esparce en
los atardeceres y las noches de la patria.
La
justicia deberá hacerse algún día, no pierdo la confianza en ello.
En el
intertanto, nadie mas podrá decir que el Ejercito fue injustamente
vilipendiado.
Miles
de voces los acusan. Aquí y allá los que quisieron hacer desaparecer se
levantan para enrostrarles su inhumanidad.
Las
victimas de la maldad son héroes que pasaron por Chena y no serán olvidados,
por que su ejemplo de consecuencia va marcando a las nuevas generaciones y permanecerá
vivo por siempre.
No está
lejano el día en que un memorial reconozca a cada una de las victimas.
Quizás
entonces nuestro Chena volverá a ser lo que fue.
Un
lugar de encuentro de la población que yace a sus faldas."
Del
libro, CERRO CHENA, TESTIMONIO, UN CAMPO DE PRISIONEROS.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE
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