jueves, 27 de agosto de 2009

Este es una invitación a ser solidarios. Por eso estoy utilizando los contactos del Pulso Sindical, ya que se necesita mucha ayuda.
Es una hermosa historia de vida, de la que tome conocimiento cuando fui uno mas entre los cientos de personas que despidieron a Karen, por allá por principios de Julio.
Espero que luego de leerla se sientan llamados a solidarizar.

KAREN Y AMARIS

Hace 23 años y algunos días vino al mundo Karen Valeska Rodriguez Galvez.
Vivió feliz con sus padres y amigos en el barrio de siempre, ese del lado sur oriente de Santiago que un día rebautizaron como La Pintana. Buena estudiante, llegó a realizar parte importante de su proyecto de vida, el día aquel en que la llamaron para ser una mas de las tías de extensión horaria en el jardín infantil de INTEGRA, que estaba cerca de su casa.
Con amor arreglaba los minúsculos delantales de esas decenas de hijos e hijas postizos a los que quería como propios. Sollozaba en silencio con la certeza de la maternidad negada. Sabía que no podía embarazarse. Su corazón no resistiría la explosión que antecede al reflejo físico de la felicidad y lo aceptaba resignada.
Pero cuando la envolvió esa fuerza arrolladora con que a veces se presenta el amor, no lo dudó ni por un momento. Pagaría el precio sin temor. Deseaba ser madre, estaba madura y lista para dar ese paso.

Las promesas de felicidad plena, de compañía por siempre, de quererse hasta viejitos, se fueron con la niebla que cubrió la partida de aquel que no supo ni quiso cumplirlas. Karen guardó su nombre en un cofre y lo arrojó en un mar de olvido, su imagen se fue haciendo difusa hasta desaparecer. Solo quedó amor para aquello hermoso que crecía en su vientre.
Enfrentó con alegría y mucho valor cada día y hora que pasaba, aunque se le iba la vida. Hablaba con las flores, el aire y contaba las estrellas hasta muy entrada la noche. Antes de parir escribió a sus padres una hermosa carta en la que junto, con agradecerles por la vida que le dieron les dejaba un regalo, otra vida, para que siempre la tuvieran presente.

Amaris es el nombre de la criatura que dio a luz Karen y la están criando sus jóvenes abuelos maternos. La bebita sonríe y llora. Duerme en el que fue dormitorio de su madre, y aunque todavía no sabe distinguir las sombras de la luz si percibe que alguien canta en voz baja una canción de cuna, como esas que se entonan en el jardín infantil.

Apadrinemos a Amaris es el deseo de varios con los que hemos conversado, las formas de hacerlo con las que hemos dado hasta ahora son variadas y las ponemos sobre la mesa.
Primero contar esta historia de vida por que es hermosa y reivindica valores que se estaban enmoheciendo. Amor, valor, alegrías y penas, solidaridad. Después unirse uno o varios como tu, en el trabajo, en el Sindicato e integrarte a esta cruzada que iniciamos.
Necesitamos muchos tarros de NAN y pañales, ropita de guagua y de niñita.
Iniciamos la lucha contra el olvido, reivindicamos el amor de madre de Karen y nos hacemos padrinos de Amaris. No te quedes sin ser parte de este gesto hermoso.


Manuel Ahumada Lillo
Presidente C.G.T.



Compañero, compañera, Esta es una historia real.
Pregunta como ayudar en la CGT (6951092) o en el SINDICATO Nº 1 de INTEGRA
(6732062), tu aporte es vital y lo esperamos.

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